La culpa

Al besarla sintió como se le erizaba la piel, pensó en la pobre victima de esa clandestinidad. Pero eso no obstruyó a que sus brazos rodearan la cintura de la muchacha. Él se mostraba algo incomodo, pero era ella la que no pensaba en la victima ni tan solo un segundo, era quién lo buscaba y la que había comenzado la mentira.
Se trataban como ''novios'', se mentían a ellos mismos, pero no comprendían que mentirse tiene patas muy cortas.
El ansiado día llegó, la victima supo de la infidelidad a la que se sometía.
Llantos, gritos, excusas, decepción, fue simplemente lo que concluyó con este plagio.

Hoy aquel hombre que vivió esa mentira, está en búsqueda de nuevos rumbos y un destino.